(Pieza dramática en un acto)
Personajes
— Las Alegrías
— Náufrago
— Sirena
Escena
1
Páramo,
orilla entre mundos, cuerpo de un joven-viejo vomitado por las aguas de los
sueños con el abdomen sobre el proscenio, sonido de olas espumosas, había sido
el escritor de ése mundo y ahora emerge desbastado de entre sus propios
símbolos.
Escenografía
hecha por luces y difusos telares en pliegues que remiten a estados del alma
reseca, simulan médanos, hay firmes palmeras dibujadas fotográficamente entre
las telas, rocas y troncos. Verá fantasmas.
Tres niñas lo
contemplan: mientras la primera desembrolla una madeja de hilada, la segunda
teje, y la tercera deshará otros tejidos cuando los corte con su tijera, la
terminación de la misma recuerda a la de una guadaña. Pero siempre está al
borde, frustrada en su acción, en cambio corta papeles y demás trivialidades,
todas portan el mismo vestuario arlequinesco.
En la orilla
yace el Náufrago desmayado entre restos de prendas de todas las distancias… lo
esperan. Las niñas danzan y cantan ni bien se asienta la luz blanca que hace
foco en el hombre. Llega la mañana, antes había sido tenue al compás del sonido
marino que se torna más fuerte cuando coincide al full de la luminaria.
Ellas
tratarán de jugar con ese cuerpo, son las Alegrías, y aunque estén enojadas
serán graciosas porque lo que dicen no coincide con sus acciones… funcionarán
como un Corifeo cuando unan sus voces.
Alegría 1: — ¡Es nuestro fin! Ante
mis ojos, noto al letrista donde mi alma es hablada desde los confines
inmemoriales de cualquier autor… ¡Ay! y yo con estos deditos arrugados por
tanto remojo en las fuentes marinas donde soñaba vivir… Está cansado.
(El Náufrago
da vueltas, enceguecido y mareado)
Alegría 2: — ¡Han de tener rostro
nuestros años de espera queridas hermanas! ¡Nuestras horas veladas inútilmente
detenidas! Percibo el asombro pero temo el juicio de nuestros caprichos según
la acción de la Noche
que nos dio la vida.
Náufrago: — (Ensoñesido)
¡Error… mentira!
Alegría 3: — Ni más ni menos que los
caprichos de todo lo que crece eligiendo su destino, aunque a veces se desborde
y en nuestro puesto, se determinen las vidas de cada hombre. Si hacer nuestro
trabajo para el que fuimos convocadas es un capricho, estimada hermana…
permíteme decirte que te hallas equivocada…
(Revisa al
hombre como buscando un diagnóstico) El único antojo que advierto es el de
este cuerpo, al habernos pintado como niñas felices… eso no es lo peor ¡pero
que seamos hijas de las lágrimas de un pájaro! Ése… es un grave error.
Náufrago: —Las quise encendidas de
amor.
Alegría 1: — ¡Aaay que tierno y dulce
es nuestro escritor! Ni Hesíodo con sus imágenes, Homero en su aventura o los
antiguos trágicos entre contrastes nos pretendieron tan ingenuas porque para
ellos fuimos sagradas… ¡Habíamos sido hilanderas!
(Se enreda
clawnescamente con la madeja) Brujas del vaivén para el genio isabelino, y
como tales supimos hechizar ojos de mujer para que la sangre se gravase en
manos poderosas y siempre maquinales, aun bajo el ejercicio del agua!
Alegría 2: — (Risueña hasta
ahogarse… en toda su acción corporal será evidente que no sabe tejer, aunque lo
disimule) ¡Propongo adelantarnos a sus escalas de valores! (Preocupada)
¡Podemos argumentar en nuestra defensa años de aburrimiento, emanaciones del
azar que ni él conoce y que ninguna pluma logró acotar!...
eheheeeh… ¿O
acaso hermanas mías aun preguntándonoslo es que alguna vez supimos alguna cosa? ¡¡Hermanas!!
Todo es retórica después de todo, lo único insoportablemente ingobernable es
nuestra música, no es posible cualquier mundo sin ella.
Todas: — ¡¡Que golpeen los
truenos sus tambores!! ¡¡Que descarguen las ninfas sus apetitos ante el polen y
la miel!! ¡¡Devoren bestias cursilerías en mi son!! ¡¡Cantaré alegre por el
regreso de los Dioses para que aplasten de padres a hijos, y al revés, el yugo
soberbio de voluntad… embriagado allí, donde la esperanza entiéndase a plenitud
como la semilla que alguna vez se supo ser!!
(Hipnóticas)
No hablaré de nada ¡¡Que se repitan las muecas y no halla más escape ante mi
encantadora tijera!! En lo perfecto habré de besar mis manos tejedoras, sobre
las que ningún juicio es rendidor.
Náufrago: — Eso es imposible (dormido,
aletargado en su voz de ultratumba)… odiamos y detestamos “la encantadora
tijera” tanto como sus dioses que jamás las lograron detener cuando fueron
Moiras o Parcas.
Alegría 3: — (Entretenida… corta
papeles, hace las veces de avión con su tijera y cuanta sustitución se le
ocurra) ¡No debo más que reír!
Alegría 1: — (Colérica como si le
hubieran robado un juguete… el náufrago se va poniendo de pie sin demasiado
control de sus extremidades, aun dormido rodea a las niñas) ¡¡Y no hay que
tolerar su hediondo agobio!! Este miserable que se dice escribirnos nos elige sabiéndonos
hijas de Nix, señoras del destino, y pretende truncar nuestra verdad con
blasfemias…
(Indignada,
tropezando entre lanas, animalizada hacia Alegría 3) ¡¡Hazme el favor
hermana y córtale su hilo, su muerte hará honor (irónica) a los caídos
por el “capricho” de los oráculos divinos!!
Náufrago: — Espero su agudo dolor
con la gracia que les falta ingratas, ya no hay quien usufructúe con sus dones…
su propia acción las olvidó en los anaqueles de mitología básica con la cual se
nutrió cualquier religión.
(Va
despertando y su pecho se yergue magnánimo… pero desespera alucinado ante
fantasmas cada vez que mire al público)
Ustedes son
ideas nobles que merecen refundarse sin mística ni determinaciones…
(Aturdido se
esconde entre las niñas) ¿Pero qué son estos monstruos que me acosan? vamos
pequeñas, corten mi vida de un impulso que perdí todas mis glorias, los
compañeros y mi barco.
Alegría 2: — Sí, pero primero debes
devolvernos nuestra verdad… quitarnos estos trajes insensatos, soltarnos,
regresarnos de tanta espera…
(En
convulsiones pero temeraria a medida que le pierde respeto, en un aparte casi
cómico, es como si la actriz se quisiera ir a su casa a hacer algo mejor que
esta obra) Rompen olas y parece que mil voces se sueltan en murmullos, todo
es demasiado y nosotras no sabemos nada ¡¡Otorgarnos la edad que merecemos!!
(Arrastradas por
esa idea tratan de convencerlo alegremente)
Todas: — (Danzando en una
coreografía serpentina que homenajee a Madre Tierra largo tiempo sobre una
música espléndida, cada tanto se chocan y pierden la magia) ¡¡Gracias señor
de los mares que con tus olas jaqueas a los corruptos profanos, en ti forjamos
la suerte de culminar nuestras actividades cuando las aguas sumerjan la vida
entera!! ¡¡Ooh Poseidón, dios potente, cuando crezca tu lengua restauraremos en
la marea alta este hombre ya perturbado para que inválido (como si él no las
escuchara… ellas, disimulándole su canto) lo lleves a la siesta eterna de
tus profundidades!!
(Se escucha
lejanas vocalizaciones o sonidos melodiosos delante de gritos y alaridos
masificados, de condenados)
Escena
2
Aparece una
sirena de entre los espectadores, anunciada por una música submarina, guitarra
y arpa. Hermosa, de vestido largo y transparente, brazaletes, biquini, algas y
demás accesorios decorados en torno a lo marino.
Mientras
avanza de la sala hacia la escena seducirá al público en una danza casi erótica
pero económica sin distinción de géneros... voz siempre cantada… las luces
sufren las modificaciones acordes a su ingreso. Será sugerente una fragancia de
mar.
Sirena: — “Aunque mi vida esté de
sombras llena / No necesito amar, no necesito
Yo comprendo que amar es una pena / Y que una pena de amor, es infinito /
Y no necesito amar, tengo vergüenza / De volver a querer lo que he querido /
Toda repetición es una ofensa / Y toda su expresión es un olvido / Desdeñosa, semejante a los dioses / Yo seguiré luchando por mi suerte / Sin escuchar las espantadas voces / De los envenenados por la muerte / No necesito amar, absurdo fuera / Repetir el sermón de la montaña / Por eso he de llevar hasta que muera / Todo el odio inmortal que me acompaña / Aunque mi vida esté de sombras llena / No necesito amar, no necesito / Yo comprendo que amar es una pena / Y que una pena de amor es infinito / Y no necesito amar, tengo vergüenza / De volver a querer lo que he querido / Toda repetición es una ofensa / Y toda su expresión es un olvido / Desdeñosa, semejante a los dioses / Yo seguiré luchando por mi suerte / Sin escuchar las espantadas voces / De los envenenados por la muerte / No necesito amar, absurdo fuera / Repetir el sermón de la montaña / Por eso he de llevar hasta que muera / Todo el odio inmortal que me acompaña”.
Yo comprendo que amar es una pena / Y que una pena de amor, es infinito /
Y no necesito amar, tengo vergüenza / De volver a querer lo que he querido /
Toda repetición es una ofensa / Y toda su expresión es un olvido / Desdeñosa, semejante a los dioses / Yo seguiré luchando por mi suerte / Sin escuchar las espantadas voces / De los envenenados por la muerte / No necesito amar, absurdo fuera / Repetir el sermón de la montaña / Por eso he de llevar hasta que muera / Todo el odio inmortal que me acompaña / Aunque mi vida esté de sombras llena / No necesito amar, no necesito / Yo comprendo que amar es una pena / Y que una pena de amor es infinito / Y no necesito amar, tengo vergüenza / De volver a querer lo que he querido / Toda repetición es una ofensa / Y toda su expresión es un olvido / Desdeñosa, semejante a los dioses / Yo seguiré luchando por mi suerte / Sin escuchar las espantadas voces / De los envenenados por la muerte / No necesito amar, absurdo fuera / Repetir el sermón de la montaña / Por eso he de llevar hasta que muera / Todo el odio inmortal que me acompaña”.
(Termina la Canción de Lhasa de Sela: “Desdeñosa”, que
dura mientras se mueve hacia el escenario)
Alegría 3: — (Por el Náufrago que
se maravilla ante la Sirena)
¿Sigue soñando? Ja…aja jajá ¡¿Pero si aquí siempre sueña?! Lo comprendo… ahora,
agoniza la marejada… está soñando que sueña.
Sirena: — ¿Cómo se atreven altivas
brujas a invocar a mi padre dueño de los siete mares?
Alegría 1: — (Desafiante como sus
hermanas pero alborotada) Brujas no ¡hilanderas!
Alegría 2: — ¿Parcas o Moiras?
(Las Alegrías
murmuran chillonas, pero se ponen de acuerdo sin mirarse, sin notarlo)
Alegría 3: — (Paródica respecto a
su apariencia) ¡Aquí sólo vez infames Alegrías hermanadas por los juegos y
la prisión de estos cuerpos infantes con los que osó revestirnos este náufrago
de las aguas donde vives! Escritor maldito, vimos crecer las semillas poéticas
en su alma, accedimos a sus imágenes y nos pagó con la zozobra de sus certezas
tan excesivas con respecto a los Dioses… atrevido, el tono de nuestros músculos
únicamente puede brincar, hamacarse y corretear… somos fieles a su felicidad.
Sirena: — No renieguen viejas del
alma, niñas burlonas y arbitrarias… les sigue dando el habla.
Náufrago: — (Que había estado
obnubilado desde que se habló de “certezas”, reacciona alumbrado) ¡Exacto…
el motivo de mis vacíos, es la incertidumbre, sus risas!
(A las
Alegrías) ¿A caso no son la garra del Caos más conocedora de sus propias
bajezas? ¡La manifestación fascista de los hilos entre manos, agujas y
tijeras!... las condeno al baile absurdo por aclamarse como voces del designio
y andar siempre por delante de sus hilos.
(De ahora en
más serán fondo decorativo… metamorfosis gestual, lumínica y musical paralela
al evento, armarán estructuras coreográficas, cantarán melódicamente, harán las
veces de máquinas y objetos necesarios, se pondrán clawnescamente performáticas)
Escena 3
La maquinaria
teatral al servicio de la seducción… habrá un encanto tras el romance
construido por las Alegrías cuidadosamente para generar temporalidades en el
espacio, las tensiones balancean de tal modo que un halo erótico se hará
presente entre la Sirena,
que ya no canta pero armoniza, y el Náufrago.
Sirena: — Señor mío, es que en
estas tierras (por el espacio escénico) todo tiene su destino y ha sido
definido como alegoría de la vida humana entre la posibilidad y su realidad…
sería en vano modificar a las Ideas, inmunes, fantasmales, por siempre impunes…
pues ¡aquí lo único que cambia es el autor que se sirve de nuestra gracia!
Náufrago: — Por años navegando,
batallando contra quimeras… conocí a millares las destrezas y trucos de muchos
astutos que pudieron ayudarme, aun perdido en esta isla lejana, juntando telas,
trozos y mantas, creo que de todas las comunidades serás la más bella criatura
a la que me encontré dibujándole un rostro.
(La Sirena perpleja,
pero serena) Tu semblante, hecho de laberintos entre hilos perdidos y luego
recuperados en nuevos laberintos para finalmente esfumarse mientras soñaba esta
falsa patria, pero tuve el deber de seguir imaginando al delinearte en un
mientras tanto ¡belleza! por la cual nadaría eterno entre tus corrientes menos
cálidas. Aún en pesadillas por mares ya que aquí, según se comenta, no existe
el verde sino el azul y el amarillo por su parte.
Sirena: — Bien sabes que son todas
metáforas ésas expresiones que usas para resumir tus caminos de tanta búsqueda
por mí reconocida si es que te alcanza.
Náufrago: — Estuve entre aquellos
atentos (por el público, ella no comprende porque no los ve) develando
tremendas luchas que siempre vuelven sobre la fragilidad entera… Aunque han
encontrado a Dionisio en la voz de Antígona enfrentada a un Creonte
luminosamente inquebrantable ante la ley divina, traducida desde Apolo en
Delfos… sigo sin comprender por quién se inclina la balanza.
(Frotándose
las manos, se rasca sucesivamente brazos, cuello y frente, nervioso) ¡¡Y
pocos recuerdan que todo empezó en un simple capricho, pero tratan de explicarlo
tomando partido!!
Sirena: — Tremendas fuerzas no se
colman en las verdades, tan sólo quieren Poder… el desenlace asfixia al que no
se justificó con permisos convenientes.
Náufrago: — Error… un resultado de
ese tipo desata una avalancha imparable sobre los linajes, el que responda a la
cosecha bien regada y trabaje la tierra cada mañana. Se levantará siempre en
armas sobre los que con fundamentos celestiales o nunca evidentes relaten un
incendio como “obra del Sol o el Rayo”.
Sirena: — Será quizá (acercándose
tiernamente, sonido burbujeante) aquellos que sepan utilizar los símbolos
adecuadamente… hablando como la luz solar, se tendrá permisos que son más ciertos
que cualquier otra razón ¡La de un ojo que todo lo alcanza!
Náufrago: — Pero también será cierta
una destreza equivalente en fuerza (resistiendo su seducción) esa nace
en el propio dolor pero no se obtiene más en lágrimas. Cada vez que ese ojo se
pose arbitrariamente sobre la sangre ¡arderá!… surgirá hirviendo del ahogo más
temible las burbujas de una fermentación cuando ya embriagada se erija la
venganza en rebelión… Después, la desencadenan desastres.
Sirena: — Así es cómo el ciclo
retorna en cada pluma, familias y dinastías en constante combate… ¿Qué podría
evitarlo escritor de naufragios?
Náufrago: —El Entender que los
signos son móviles al servicio de un juego, el más difícil es posible, pero el
de mayor belleza y templanza… el de un lenguaje entre los ritmos pese al
negocio perfecto ¡el de la alegría como único intento mientras exista la
vida!
Escena 4
Con un gesto
del Náufrago las Alegrías comienzan a satirizar escenas típicas de la historia
del Teatro en un desfile, niveles y extrañamiento en el espacio, son
convenientes vestuarios y accesorios que remitan automáticamente a los
personajes clásicos como los Enriques y los reyes en plena caída, los avaros
vendiendo a sus hijas, los hipócritas promocionándose.
Serán
sugerentes las proyecciones en cuadros de la saga “El padrino”, incluso de
ellas mismas ya personificadas, y de cuanto cambio de orden por medio del caos
contaminado con el exceso de poder o la corrupción hayan sido imborrables desde
la realidad o la ficción. También se podrá disponer de carteles y pancartas en
este juego casi mediático de presentación, entre un estilo documental y
programa de entretenimiento.
Durante toda
esa secuencia, la Sirena
permanecerá estática, sentada sobre un tronco o una roca, peinándose frente a
un espejo de mano, el Náufrago tomando apuntes.
Náufrago: — (Salen las Alegrías…
Disponiéndose a escribir y repasando lo escrito) Me doy cuenta que el
arte se escribe en uno mismo mientras mueve zonalmente, fue todo una búsqueda y
encima me caigo en la rutina (por lo que escribió, tacha) esto que la
pancarta deducía, que el rostro pálido y cubierto por trazos de pelo negro… hay
que tener un estilo… pero no es ya el del lento amanecer del aire que muere
quieto en el suave rutilar de los acordes lejanos de un piano… Que confusión,
me doy cuenta que el arte no tiene que ver con las formas, pero sí con el
tempo… el que impone el cuerpo…
(Interrumpido
por la Sirena)
Sirena: — Si tu estilo es el
plagio te aseguro, no tendrás respaldo, en cambio, si agregas lo que ya no se
comenta pero se sigue experimentando, tendrás mi respuesta… Música: aire que se
hiere en tiempos contundentes.
Náufrago: — (Sexualizado)
¡Mezquinas los peces que te susurran pasado, presente y futuro! (ríe,
erótico) La música dice en todos los tiempos cosas que ni ella sabe, y
otras tantas que ni querrán ser ¿Cómo puedo admirarte más que en lo evidente?
(Juegan
graciosamente a acecharse… Lenguaje corporal: rotan en cazador/presa, y
viceversa, en tres o cuatro formatos de ritos sensuales. Circulares temáticos
donde intervienen distintos modos estéticos.
Luego, es un
juego balbuceado entre fieras que incrementan sus fluidos y salivas…Devienen
lúdicos mientras enreden las luces… balanceos deseosos, pretenden fagocitarse,
pero como la araña ante el aguijón de su amante, se mantiene “encantado” el
alerta. Terminan en disposiciones opuestas. Exhaustos, cómicos sobre el espacio-tiempo…
pausa, atención plena entre ambos)
Sirena: — ¡De sentirlo… serás de
mis ansias por seguir amando!
(Ella se le
acerca… él suspira entregado mientras se adelanta animado, pero flaquean sus
piernas no ya del erotismo, se cansa cristalizando el deseo otra vez dormido.
La Sirena y su mano revolviendo el
olvido, heroicamente hace melódica a sus formas y reconquista al escritor… música
expresionista… él, deposita sus ojos en la mano que lo hace renacer tras
caricias, besa lentamente el recorrido que asciende de su brazo hasta las
mejillas mientras la mujer sonríe entre cosquillas y orgullo de hechicería… Se
miran frente a frente, se suspenden casi olvidándose pero en el deseo más
amante, se pestañean para no secarse, pero poco hacen las extremidades más que
acercamientos sean merecidos en cada parte.
Arrumacos
vienen como la resultante de un desenfreno imparable entre los cuerpos… Y finalmente
ése sello: el beso más obsceno, aunque bello, tras una sutil advertencia de la Sirena… así él se hace de
ella)
Náufrago: — (Balbuceante) Matar,
todo mata desde que algo inicia (se va separando de ella hacia el proscenio,
y visualiza) Como Empinado declive es el verdadero autor: el Tiempo,
que con sus horas punza como agujas, segundo tras segundo nos perfora. Nos
quema a cada día, al calor del Sol nos hornea la piel. Sí, condenado va ese
autor…
(A público en
el haz de luz, de modo más claro) Es así que con el Amor se colma. Busca
escapar de su propio absurdo, olvidando que mata, esquivando a su conciencia…
sólo cuando ama.
(La luz hizo
foco sobre el personaje masculino, la
Sirena queda en sombras con el transcurrir de estas últimas
réplicas, como una serpiente que espera los últimos retorcijones de su presa.
El círculo de luz que continúa sobre el hombre, hace intermitencia lenta de
blancos a morados, y de estos a ocres y anaranjados, vuelve a blanco mientras
se va apagando.
Luz tenue
sobre el tronco y el espejo, la
Sirena vuelve a la imagen en que se peina de espaldas al
público. Permanecerá fotográfica, observando a los espectadores desde el
espejo, sólo realiza los movimientos acordes para peinarse)
Escena 5
Entran las
Alegrías: Canto susurrado y lento sin dejar de ser un tanto paródico, en un
coro que avanza. Serían prácticas en unas hamacas que al quitarle telas se
dejen a la vista. Él retorciéndose, afiebrado, con dolor de cabeza y
susto…Clima simbolista de los lenguajes artísticos durante toda la escena.
Alegrías: — Ya no pesques marinero,
ya no pescas, de alimentos en vano sigues nutriendo tu alma llena… ya no pescas
navegante, quisiste recordar tu patria verdadera ¡pero morir cansa! Ya
escaparon las bellezas de tus redes y mezclas ¡pescaste en vano! nadie habrá de
humearte para que se te pase el amor mal llamado, ya no pescas por destreza, y
sin embargo sólo te suena esta vida de ensueño… en la angustia submarina sabrás
del insulto que toca al que con manos cirujanas troza cuerpos para unirlos en
uno nuevo pese a lo ajeno de cada parte. Ya lo vez naufragante, “todo
inventado” y aun así intentaste hablar de novedades como si no hubiera cambios
¡y es que sólo el sueño es permanente! has secado el arroyo de festines ideales
con tu cruces deportivos y joviales ¡pescaste demasiado!
(Juegan alternativamente,
en canon, con los varios sentidos de la
palabra “nada”) Nada que hacer, nada que inventar ¡Nada!… ¡poco que
escribir! todo por confirmar en el infinito mundo de los accesos maquínicos de
dónde provienen tus atrevimientos… ya no pesques, ya ni te me adelantes, ven a
dormir eterno entre las cascadas de tus sueños, que se alucinan a tu lado.
Sirena: — (Llanto tranquilo, no
lo dice pero no puede amar, sí encantar, reconocimiento, imposibilidad de
vencer su condición… tristeza, impotencia entre tensiones, confusión) Lo
creí distinto (al Náufrago que yace como un esclavo) treinta flexiones
de brazo y cuarenta abdominales… ¡¡imberbe, lejos de mí!!
Alegría 2: — Antes de llevártelo bajo
cualquier pretexto a la profundo de tus ciudades (convincente) hazle que
nos reescriba y acabemos, él no se resistirá, triste nostalgia puede provocarle
no verte más. Luego, piérdete entre las olas… así le entregas su carne a tu
dios padre.
Sirena: — El no es apetito de los
dioses, ni siquiera su cabeza es pedida por ningún oráculo… el sólo escribió
como tantos, buscándonos por dentro de sus deseos.
(Aparte)
¡¡Me gustó más cuando hice de Reina Bizantina y sólo hacía papeles que los
humanos construyen para distraerse de sus rutinas!!
(Desanimándose
en remordimientos) Pero éste fue muy distinto.
Alegría 1: — Si, si, sí (siempre
torpe y renegada)… pero nosotras tenemos cosas que hacer, ya deberíamos
haber callado y todavía estamos con estos ropajes de payasas.
Sirena: — Pues así lo quiso su
escritor.
Alegría 3: — Matémoslo, no merece
continuar esta blasfemia.
(Atolondrada,
pide la tijera entusiasmada, las demás no saben dónde está, se pelean con humor,
es un momento de excelsa
comicidad… contradictoria) ¿O acaso nos dirigirás desde estos papeles
decidiendo la vida o la muerte de cada hombre como si a nosotras no nos
pertenecieran esas funciones?
(Reveladora)
Para que te lo sepas… nosotras no pensamos, quizá es que soñamos ¡más! actuamos
con la misma música de la vida, pero en reversa ley… en su contrapunto.
Sirena: — Infeliz, siento en el
fondo de mi pecho una terrible madeja que crece… todas infelices… ¿desde dónde
es que hablan? Ridículas, monstruosas.
(Las
zamarrea, pincha y manosea, las otras huyen alborotadas) ¡¡Griten!!
¡¡Griten, para despertarnos de este mal sueño!! (Busca como a un dios,
irónica) ¿O es que yo también lo soy y no hay marcha atrás?
(Aparte)
No puedo evitar la sonrisa… ya ni sé si es mía, tengo que hablar (reclamando
a los dioses) ¿O es que siendo sirena estoy condenada sólo a engañar bajo
encanto?
(Por el
Náufrago, que sólo se desespera cómicamente por besarla… las Alegrías siguen
graciosas probando modos de vencer su actualidad, de quitarse el atuendo,
torpezas y humor) ¡¿Pero si es que te sigues riendo y usando mi lengua para
burlarnos del destino?!
(Lo mira
sorprendida y espantada a la vez, economía de recursos… sigue)
— ¿Soy un títere
de quienes me pescan en océanos ideales o puedo elegir por ellos cual director?
¿Quién soy? (danza) ¡¿Qué entretejidos me pertenecen desde estas
vueltas?! ¿Dónde aquel hilo que me recupera? ¿Cuáles abismos me dejan sentir
esta ternura si sé que no hay amante al que no enrede? Una y otra vez, al que
no comprenda.
Alegría 2: — (Convincente, casi
hipnótica) ¡Depende de la
Sirena hermosa mi verdad! pues ¿Qué sería de un mundo dónde
la muerte no estuviese? Y hace mucho que no cortamos los hilos de quienes lo
necesitan, es nuestra condición tejer y destejer la vida mi querida
fantasmagoría…
(Revelando
sus fuerzas sobrenaturales) ¡¡Respétala!! Depende de una (con desprecio)
híbrida hacer mi trabajo.
(Todas se
miran así mismas, pausa, suspensión, silencio, la que lo dijo cae en un llanto
caprichoso, las otras se alborotan pero quieren reparar con dulzuras el lapsus)
Alegría 3: — Escucha… si es como crees
el te eligió… las sirenas secuestran y se adueñan de las almas de aquellos que
caen en sus hechizos ¿o acaso no lo sabías? De ti depende que esta historia
prosiga, en tal caso como la comedia que aparenta ser, cómo si los que la
“pescaran” no tuvieran que levantarse al día siguiente para sustentarse, hacer
sus necesidades, trabajar, relajarse, saciarse y volver a dormir para repetir
una y otra vez (se va fascinando) sus actividades hasta que nosotras
cortemos de un tijeretazo sus ¡minúsculas vidas!
(Pausa)
Pero también puede terminar ¡ya! sin más rodeos, comprende… esto es una
tragedia, ese miserable (por el Náufrago que está mogólicamente feliz,
mediante gestos es austero pero contundente) te buscó, sí, igual que lo
enseña el Demonio arltiano: “Existimos sin forma, como nubes. De pronto el
deseo de un hombre nos atrapa y nos imprime su forma”…
(Vuelve en sí)
Pero para que en tu existir, y con tu encantadora condición, lo ayudes a
sumergirse aun más profundo en sus sueños y escapar de nosotras.
(Saliéndose
del personaje, harta… quiere pegarle al Náufrago, al que acusa de hacerle
hablar, las demás la detienen cómicamente. Toda la situación se hace muy
absurda, con impulsos esquizofrénicos por momentos, con el Náufrago que
balbucea como un lobo marino alzado… animalizado… quedan Sirena y Alegría 1 y 2)
Alegría 2: — (Yéndose… a la Sirena) Lo que mi
hermana trató de decir es que se sueña para no morir, peor ¡para pasar el
tiempo y no pensar! así prefirió sólo una obsesión (por ella) que fuera
eterna.
(Sale detrás
de los otros… Se escuchan violines en ascenso)
Sirena: — ¿Y ahora qué? No lo
maten (descansa, se ilumina) condenémosle a vivir entre estas tierras,
como una simple y confusa idea más, de la cual nadie tiene certezas. Sentenciémoslo
a ser el símbolo de todo engaño, el rombo prolijo y antes parche sobre el
agujero: la mueca entre todas las voces como si estuviera autorizada a discutir
con gestos de las otras y se creyera única, sólo por hablar distinto.
(La música da
muestras indica deseos de venganza) ¡Para que anote en su piel la bajeza de
no poder distinguir entre el deseo soñado y la burla sobre la cual, durmiendo,
se siente gozando!… esa es mi propuesta.
(Pausa) ¡¡Y
quedarán libres de torpezas!!
Alegría 1: — (Muy coherente)
Nunca ningún dios pudo evitarnos, nunca hubo alguien que trastornara nuestras
fuerzas… jamás se nos supo eliminar ni corrernos a un lado con infantilismos… y
si el autor se cree un dios, aun así, tampoco logrará evitar su fin (ambigüedad
del término) aunque lo disimule entre jolgorios… ¿Qué sería de un
mundo repleto de hombres aburridos de seguir intentándolo todo? ¿Y qué de tus
charquitos por menos húmedos que parezcan cuando ya se agoten los grandes
manantiales?
(Por el
público) ¡Tus irrigaciones colapsadas! ¡¡Mentes abandonando su cuerpo por
imágenes virtuales!!
(Determinante,
por la Sirena)
Madre del agua: Sólo la muerte puede colmar esa escalada imparable de ejercitar
el prestigio por más y más Poder, y más ceguera de por si relegada al
destierro, de hombres perdiéndose a si mismos por mejores puestos entre las
alturas adineradas.
(Alegría 1 se
va en busca de las otras, pero se queda a mitad de camino, para no enfrentarse
cara a cara con las otras, pero les contesta tímida. Detrás de escena, se
escuchan chascarrillos, absurdas peleas, las Alegrías se pasan facturas, pero a
la vez intentan ponerse de acuerdo aunque se escucha que alguna lo arruina al
irrumpir con una tontera, que responsabiliza a la otra del resultado de los acontecimientos.
Se tornan infantiles, y simultáneamente, el Náufrago gime excitado… La Sirena permanece neutra
mientras descienden las
luminarias)
Sirena: — (Deteniendo a la otra
actriz que parece a punto de irse, con una voz bien grave, Alegría 1 de espaldas)
¡Por las sales marinas tesoros de mis ritmos más vitales!… dile a tus hermanas
que se preparen para seguir regulando al mundo en sus ciclos.
(Alegría 1 se
voltea repentinamente, todo se silencia) Me has conmovido, gritaré alerta
en el instante más hipnótico de mi canto, retomará su lápiz y ustedes sus
lúgubres cortes… (La
Alegría se irá retorciendo de felicidad, más alegre
que antes, clawnesca y acrobática) Harán lo que designen como la fuerza
oculta que mueve planetas. Yo por mi parte, seguiré siendo responsable de
enloquecer hasta el ahogo a los que poco cuiden su fuente natural, a los que
abusen o contaminen en sus deseos de dominio. ¡Que descanse la pesca!… pues, se
desconoce la armonía con el medio como fuente sustentable, pero, y en cambio,
se reclaman mayores grados de confort sin preguntarse las consecuencias de
seguir trepando en esa (indignada) espiral de parafernalias. (Casi
resignada) ese es mi destino aquí…
(Con mayor
amor y serenidad) ¡Mi sentido!
(Salen…
apagón)
Escena Última
Proyección en
imágenes de la historia del arte referidas a la simpleza y la alegría, también
se proyecta “La Gioconda”
y “Las Meninas”, y alguna que otra obsesión… Luces de fiesta, en lo posible
caen globos y guirnaldas… papel picado y música televisiva, aparece el Náufrago
vestido como un presentador arlequinesco, histriónico, entra la Sirena, atónita. Restando
importancias el Náufrago mira al público sin miedo para presentar muy elocuente
a la Sirena,
como la gran atracción, su diosa, la cantante de la noche, ella, deslumbrante.
Así se van
proyectando en ése mismo clima noticias cotidianas referidas a las desgracias,
ejemplo: “Armas ausentes en Irak y muertes colaterales”. Mientras, las Alegrías
traen su costurero, agujas, hilos, tejidos y tijeras, con una templanza casi
oriental, como verdaderas artesanas de la muerte. Se disponen en el espacio
cual jurado, el Náufrago a un costado, como un espectador más aunque siempre
extracotidiano, cada tanto hace guiños al público, más específicos respecto de la Sirena mientras ella cante,
se apaga el proyector de imágenes, la
Sirena dispuesta ni bien avanza la música, canta “El pájaro”
de Lhasa de Sela…
Náufrago: — (Cuando va a
tomar nota, siempre alegre) ¿Y? ¿Qué opinan nuestras señoras del juicio
eterno?
(Música de concurso
televisivo, las Alegrías se miran mientras él escribe, van a hablar pero se
limitan, auge de los lenguajes no verbales: impulsos, tensión en el recinto, la Sirena expectante. Silencio,
las Alegrías se quitan sus disfraces, abajo de negro lo más arrugado en
vestuario, adoptan movimientos y manifestaciones repentinos propios de la vejez.
Se pliegan y despliegan económicamente en el tiempo, se miran, ahora cómplices
y sin ninguna expectativa, sus seños delatan una sabiduría musical, oscura,
posiblemente ajenas a cualquier representación, neutralidad del tiempo,
atención plena.
Luz acentuada
sobre cada uno, el proyector se enciende y sale escrito lo siguiente:
“finalmente sentencian cortando los hilos…un cuerpo caerá… no es el de ningún
inmortal o ideal inmutable”… se miran entre todos los actores preocupados,
nadie interpreta nada, sin embargo se espera la acción con un dejo de libertad
en el aire, sensibilidad que emanan los cuerpos en su más íntima belleza… Cortan
el hilo, a medida que el escritor cae se hace el apagón general de las
luminarias, un ruido tremendo completa esa muerte)
Fin
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