Turnar de títeres


(Pieza dramática en un acto)

Personajes
— Las Alegrías
— Náufrago
— Sirena


 
Escena 1

Páramo, orilla entre mundos, cuerpo de un joven-viejo vomitado por las aguas de los sueños con el abdomen sobre el proscenio, sonido de olas espumosas, había sido el escritor de ése mundo y ahora emerge desbastado de entre sus propios símbolos.
Escenografía hecha por luces y difusos telares en pliegues que remiten a estados del alma reseca, simulan médanos, hay firmes palmeras dibujadas fotográficamente entre las telas, rocas y troncos. Verá fantasmas.
Tres niñas lo contemplan: mientras la primera desembrolla una madeja de hilada, la segunda teje, y la tercera deshará otros tejidos cuando los corte con su tijera, la terminación de la misma recuerda a la de una guadaña. Pero siempre está al borde, frustrada en su acción, en cambio corta papeles y demás trivialidades, todas portan el mismo vestuario arlequinesco.
En la orilla yace el Náufrago desmayado entre restos de prendas de todas las distancias… lo esperan. Las niñas danzan y cantan ni bien se asienta la luz blanca que hace foco en el hombre. Llega la mañana, antes había sido tenue al compás del sonido marino que se torna más fuerte cuando coincide al full de la luminaria.
Ellas tratarán de jugar con ese cuerpo, son las Alegrías, y aunque estén enojadas serán graciosas porque lo que dicen no coincide con sus acciones… funcionarán como un Corifeo cuando unan sus voces.

Alegría 1: — ¡Es nuestro fin! Ante mis ojos, noto al letrista donde mi alma es hablada desde los confines inmemoriales de cualquier autor… ¡Ay! y yo con estos deditos arrugados por tanto remojo en las fuentes marinas donde soñaba vivir… Está cansado.
(El Náufrago da vueltas, enceguecido y mareado)

Alegría 2: — ¡Han de tener rostro nuestros años de espera queridas hermanas! ¡Nuestras horas veladas inútilmente detenidas! Percibo el asombro pero temo el juicio de nuestros caprichos según la acción de la Noche que nos dio la vida.

Náufrago: — (Ensoñesido) ¡Error… mentira!

Alegría 3: — Ni más ni menos que los caprichos de todo lo que crece eligiendo su destino, aunque a veces se desborde y en nuestro puesto, se determinen las vidas de cada hombre. Si hacer nuestro trabajo para el que fuimos convocadas es un capricho, estimada hermana… permíteme decirte que te hallas equivocada…
(Revisa al hombre como buscando un diagnóstico) El único antojo que advierto es el de este cuerpo, al habernos pintado como niñas felices… eso no es lo peor ¡pero que seamos hijas de las lágrimas de un pájaro! Ése… es un grave error.

Náufrago: —Las quise encendidas de amor.

Alegría 1: — ¡Aaay que tierno y dulce es nuestro escritor! Ni Hesíodo con sus imágenes, Homero en su aventura o los antiguos trágicos entre contrastes nos pretendieron tan ingenuas porque para ellos fuimos sagradas… ¡Habíamos sido hilanderas!
(Se enreda clawnescamente con la madeja) Brujas del vaivén para el genio isabelino, y como tales supimos hechizar ojos de mujer para que la sangre se gravase en manos poderosas y siempre maquinales, aun bajo el ejercicio del agua!

Alegría 2: — (Risueña hasta ahogarse… en toda su acción corporal será evidente que no sabe tejer, aunque lo disimule) ¡Propongo adelantarnos a sus escalas de valores! (Preocupada) ¡Podemos argumentar en nuestra defensa años de aburrimiento, emanaciones del azar que ni él conoce y que ninguna pluma logró acotar!... eheheeeh… ¿O acaso hermanas mías aun preguntándonoslo es que alguna vez supimos alguna cosa? ¡¡Hermanas!! Todo es retórica después de todo, lo único insoportablemente ingobernable es nuestra música, no es posible cualquier mundo sin ella.

Todas: — ¡¡Que golpeen los truenos sus tambores!! ¡¡Que descarguen las ninfas sus apetitos ante el polen y la miel!! ¡¡Devoren bestias cursilerías en mi son!! ¡¡Cantaré alegre por el regreso de los Dioses para que aplasten de padres a hijos, y al revés, el yugo soberbio de voluntad… embriagado allí, donde la esperanza entiéndase a plenitud como la semilla que alguna vez se supo ser!!
(Hipnóticas) No hablaré de nada ¡¡Que se repitan las muecas y no halla más escape ante mi encantadora tijera!! En lo perfecto habré de besar mis manos tejedoras, sobre las que ningún juicio es rendidor.

Náufrago: — Eso es imposible (dormido, aletargado en su voz de ultratumba)… odiamos y detestamos “la encantadora tijera” tanto como sus dioses que jamás las lograron detener cuando fueron Moiras o Parcas.

Alegría 3: — (Entretenida… corta papeles, hace las veces de avión con su tijera y cuanta sustitución se le ocurra) ¡No debo más que reír!

Alegría 1: — (Colérica como si le hubieran robado un juguete… el náufrago se va poniendo de pie sin demasiado control de sus extremidades, aun dormido rodea a las niñas) ¡¡Y no hay que tolerar su hediondo agobio!! Este miserable que se dice escribirnos nos elige sabiéndonos hijas de Nix, señoras del destino, y pretende truncar nuestra verdad con blasfemias…
(Indignada, tropezando entre lanas, animalizada hacia Alegría 3) ¡¡Hazme el favor hermana y córtale su hilo, su muerte hará honor (irónica) a los caídos por el “capricho” de los oráculos divinos!!

Náufrago: — Espero su agudo dolor con la gracia que les falta ingratas, ya no hay quien usufructúe con sus dones… su propia acción las olvidó en los anaqueles de mitología básica con la cual se nutrió cualquier religión.
(Va despertando y su pecho se yergue magnánimo… pero desespera alucinado ante fantasmas cada vez que mire al público)
Ustedes son ideas nobles que merecen refundarse sin mística ni determinaciones…
(Aturdido se esconde entre las niñas) ¿Pero qué son estos monstruos que me acosan? vamos pequeñas, corten mi vida de un impulso que perdí todas mis glorias, los compañeros y mi barco.

Alegría 2: — Sí, pero primero debes devolvernos nuestra verdad… quitarnos estos trajes insensatos, soltarnos, regresarnos de tanta espera…
(En convulsiones pero temeraria a medida que le pierde respeto, en un aparte casi cómico, es como si la actriz se quisiera ir a su casa a hacer algo mejor que esta obra) Rompen olas y parece que mil voces se sueltan en murmullos, todo es demasiado y nosotras no sabemos nada ¡¡Otorgarnos la edad que merecemos!!
(Arrastradas por esa idea tratan de convencerlo alegremente)

Todas: — (Danzando en una coreografía serpentina que homenajee a Madre Tierra largo tiempo sobre una música espléndida, cada tanto se chocan y pierden la magia) ¡¡Gracias señor de los mares que con tus olas jaqueas a los corruptos profanos, en ti forjamos la suerte de culminar nuestras actividades cuando las aguas sumerjan la vida entera!! ¡¡Ooh Poseidón, dios potente, cuando crezca tu lengua restauraremos en la marea alta este hombre ya perturbado para que inválido (como si él no las escuchara… ellas, disimulándole su canto) lo lleves a la siesta eterna de tus profundidades!!

(Se escucha lejanas vocalizaciones o sonidos melodiosos delante de gritos y alaridos masificados, de condenados)


Escena 2

Aparece una sirena de entre los espectadores, anunciada por una música submarina, guitarra y arpa. Hermosa, de vestido largo y transparente, brazaletes, biquini, algas y demás accesorios decorados en torno a lo marino.
Mientras avanza de la sala hacia la escena seducirá al público en una danza casi erótica pero económica sin distinción de géneros... voz siempre cantada… las luces sufren las modificaciones acordes a su ingreso. Será sugerente una fragancia de mar.

Sirena: — “Aunque mi vida esté de sombras llena / No necesito amar, no necesito
Yo comprendo que amar es una pena / Y que una pena de amor, es infinito /
Y no necesito amar, tengo vergüenza  / De volver a querer lo que he querido /
Toda repetición es una ofensa / Y toda su expresión es un olvido / Desdeñosa, semejante a los dioses / Yo seguiré luchando por mi suerte / Sin escuchar las espantadas voces / De los envenenados por la muerte / No necesito amar, absurdo fuera / Repetir el sermón de la montaña / Por eso he de llevar hasta que muera / Todo el odio inmortal que me acompaña / Aunque mi vida esté de sombras llena / No necesito amar, no necesito / Yo comprendo que amar es una pena / Y que una pena de amor es infinito / Y no necesito amar, tengo vergüenza / De volver a querer lo que he querido / Toda repetición es una ofensa / Y toda su expresión es un olvido / Desdeñosa, semejante a los dioses / Yo seguiré luchando por mi suerte / Sin escuchar las espantadas voces / De los envenenados por la muerte / No necesito amar, absurdo fuera / Repetir el sermón de la montaña / Por eso he de llevar hasta que muera / Todo el odio inmortal que me acompaña”.

(Termina la Canción de Lhasa de Sela: “Desdeñosa”, que dura mientras se mueve hacia el escenario)

Alegría 3: — (Por el Náufrago que se maravilla ante la Sirena) ¿Sigue soñando? Ja…aja jajá ¡¿Pero si aquí siempre sueña?! Lo comprendo… ahora, agoniza la marejada… está soñando que sueña.

Sirena: — ¿Cómo se atreven altivas brujas a invocar a mi padre dueño de los siete mares?

Alegría 1: — (Desafiante como sus hermanas pero alborotada) Brujas no ¡hilanderas!

Alegría 2: — ¿Parcas o Moiras?
(Las Alegrías murmuran chillonas, pero se ponen de acuerdo sin mirarse, sin  notarlo)

Alegría 3: — (Paródica respecto a su apariencia) ¡Aquí sólo vez infames Alegrías hermanadas por los juegos y la prisión de estos cuerpos infantes con los que osó revestirnos este náufrago de las aguas donde vives! Escritor maldito, vimos crecer las semillas poéticas en su alma, accedimos a sus imágenes y nos pagó con la zozobra de sus certezas tan excesivas con respecto a los Dioses… atrevido, el tono de nuestros músculos únicamente puede brincar, hamacarse y corretear… somos fieles a su felicidad. 

Sirena: — No renieguen viejas del alma, niñas burlonas y arbitrarias… les sigue dando el habla.

Náufrago: — (Que había estado obnubilado desde que se habló de “certezas”, reacciona alumbrado) ¡Exacto… el motivo de mis vacíos, es la incertidumbre, sus risas!
(A las Alegrías) ¿A caso no son la garra del Caos más conocedora de sus propias bajezas? ¡La manifestación fascista de los hilos entre manos, agujas y tijeras!... las condeno al baile absurdo por aclamarse como voces del designio y andar siempre por delante de sus hilos.

(De ahora en más serán fondo decorativo… metamorfosis gestual, lumínica y musical paralela al evento, armarán estructuras coreográficas, cantarán melódicamente, harán las veces de máquinas y objetos necesarios, se pondrán clawnescamente performáticas)

  
Escena 3

La maquinaria teatral al servicio de la seducción… habrá un encanto tras el romance construido por las Alegrías cuidadosamente para generar temporalidades en el espacio, las tensiones balancean de tal modo que un halo erótico se hará presente entre la Sirena, que ya no canta pero armoniza, y el Náufrago.

Sirena: — Señor mío, es que en estas tierras (por el espacio escénico) todo tiene su destino y ha sido definido como alegoría de la vida humana entre la posibilidad y su realidad… sería en vano modificar a las Ideas, inmunes, fantasmales, por siempre impunes… pues ¡aquí lo único que cambia es el autor que se sirve de  nuestra gracia!

Náufrago: — Por años navegando, batallando contra quimeras… conocí a millares las destrezas y trucos de muchos astutos que pudieron ayudarme, aun perdido en esta isla lejana, juntando telas, trozos y mantas, creo que de todas las comunidades serás la más bella criatura a la que me encontré dibujándole un rostro.
(La Sirena perpleja, pero serena) Tu semblante, hecho de laberintos entre hilos perdidos y luego recuperados en nuevos laberintos para finalmente esfumarse mientras soñaba esta falsa patria, pero tuve el deber de seguir imaginando al delinearte en un mientras tanto ¡belleza! por la cual nadaría eterno entre tus corrientes menos cálidas. Aún en pesadillas por mares ya que aquí, según se comenta, no existe el verde sino el azul y el amarillo por su parte.

Sirena: — Bien sabes que son todas metáforas ésas expresiones que usas para resumir tus caminos de tanta búsqueda por mí reconocida si es que te alcanza.

Náufrago: — Estuve entre aquellos atentos (por el público, ella no comprende porque no los ve) develando tremendas luchas que siempre vuelven sobre la fragilidad entera… Aunque han encontrado a Dionisio en la voz de Antígona enfrentada a un Creonte luminosamente inquebrantable ante la ley divina, traducida desde Apolo en Delfos… sigo sin comprender por quién se inclina la balanza.
(Frotándose las manos, se rasca sucesivamente brazos, cuello y frente, nervioso) ¡¡Y pocos recuerdan que todo empezó en un simple capricho, pero tratan de explicarlo tomando partido!!

Sirena: — Tremendas fuerzas no se colman en las verdades, tan sólo quieren Poder… el desenlace asfixia al que no se justificó con permisos convenientes.

Náufrago: — Error… un resultado de ese tipo desata una avalancha imparable sobre los linajes, el que responda a la cosecha bien regada y trabaje la tierra cada mañana. Se levantará siempre en armas sobre los que con fundamentos celestiales o nunca evidentes relaten un incendio como “obra del Sol o el Rayo”.

Sirena: — Será quizá (acercándose tiernamente, sonido burbujeante) aquellos que sepan utilizar los símbolos adecuadamente… hablando como la luz solar, se tendrá permisos que son más ciertos que cualquier otra razón ¡La de un ojo que todo lo alcanza!

Náufrago: — Pero también será cierta una destreza equivalente en fuerza (resistiendo su seducción) esa nace en el propio dolor pero no se obtiene más en lágrimas. Cada vez que ese ojo se pose arbitrariamente sobre la sangre ¡arderá!… surgirá hirviendo del ahogo más temible las burbujas de una fermentación cuando ya embriagada se erija la venganza en rebelión… Después, la desencadenan desastres.

Sirena: — Así es cómo el ciclo retorna en cada pluma, familias y dinastías en constante combate… ¿Qué podría evitarlo escritor de naufragios?

Náufrago: —El Entender que los signos son móviles al servicio de un juego, el más difícil es posible, pero el de mayor belleza y templanza… el de un lenguaje entre los ritmos pese al negocio perfecto ¡el de la alegría como único intento mientras exista la vida!


Escena 4  

Con un gesto del Náufrago las Alegrías comienzan a satirizar escenas típicas de la historia del Teatro en un desfile, niveles y extrañamiento en el espacio, son convenientes vestuarios y accesorios que remitan automáticamente a los personajes clásicos como los Enriques y los reyes en plena caída, los avaros vendiendo a sus hijas, los hipócritas promocionándose.
Serán sugerentes las proyecciones en cuadros de la saga “El padrino”, incluso de ellas mismas ya personificadas, y de cuanto cambio de orden por medio del caos contaminado con el exceso de poder o la corrupción hayan sido imborrables desde la realidad o la ficción. También se podrá disponer de carteles y pancartas en este juego casi mediático de presentación, entre un estilo documental y programa de entretenimiento.
Durante toda esa secuencia, la Sirena permanecerá estática, sentada sobre un tronco o una roca, peinándose frente a un espejo de mano, el Náufrago tomando apuntes.

Náufrago: — (Salen las Alegrías… Disponiéndose a escribir y repasando lo escrito) Me doy cuenta que el arte se escribe en uno mismo mientras mueve zonalmente, fue todo una búsqueda y encima me caigo en la rutina (por lo que escribió, tacha) esto que la pancarta deducía, que el rostro pálido y cubierto por trazos de pelo negro… hay que tener un estilo… pero no es ya el del lento amanecer del aire que muere quieto en el suave rutilar de los acordes lejanos de un piano… Que confusión, me doy cuenta que el arte no tiene que ver con las formas, pero sí con el tempo… el que impone el cuerpo…

(Interrumpido por la Sirena)

Sirena: — Si tu estilo es el plagio te aseguro, no tendrás respaldo, en cambio, si agregas lo que ya no se comenta pero se sigue experimentando, tendrás mi respuesta… Música: aire que se hiere en tiempos contundentes.

Náufrago: — (Sexualizado) ¡Mezquinas los peces que te susurran pasado, presente y futuro! (ríe, erótico) La música dice en todos los tiempos cosas que ni ella sabe, y otras tantas que ni querrán ser ¿Cómo puedo admirarte más que en lo evidente?

(Juegan graciosamente a acecharse… Lenguaje corporal: rotan en cazador/presa, y viceversa, en tres o cuatro formatos de ritos sensuales. Circulares temáticos donde intervienen distintos modos estéticos.
Luego, es un juego balbuceado entre fieras que incrementan sus fluidos y salivas…Devienen lúdicos mientras enreden las luces… balanceos deseosos, pretenden fagocitarse, pero como la araña ante el aguijón de su amante, se mantiene “encantado” el alerta. Terminan en disposiciones opuestas. Exhaustos, cómicos sobre el espacio-tiempo… pausa, atención plena entre ambos)

Sirena: — ¡De sentirlo… serás de mis ansias por seguir amando!

(Ella se le acerca… él suspira entregado mientras se adelanta animado, pero flaquean sus piernas no ya del erotismo, se cansa cristalizando el deseo otra vez dormido.
La Sirena y su mano revolviendo el olvido, heroicamente hace melódica a sus formas y reconquista al escritor… música expresionista… él, deposita sus ojos en la mano que lo hace renacer tras caricias, besa lentamente el recorrido que asciende de su brazo hasta las mejillas mientras la mujer sonríe entre cosquillas y orgullo de hechicería… Se miran frente a frente, se suspenden casi olvidándose pero en el deseo más amante, se pestañean para no secarse, pero poco hacen las extremidades más que acercamientos sean merecidos en cada parte.
Arrumacos vienen como la resultante de un desenfreno imparable entre los cuerpos… Y finalmente ése sello: el beso más obsceno, aunque bello, tras una sutil advertencia de la Sirena… así él se hace de ella)

Náufrago: — (Balbuceante) Matar, todo mata desde que algo inicia (se va separando de ella hacia el proscenio, y visualiza) Como Empinado declive es el verdadero autor: el Tiempo, que con sus horas punza como agujas, segundo tras segundo nos perfora. Nos quema a cada día, al calor del Sol nos hornea la piel. Sí, condenado va ese autor…
(A público en el haz de luz, de modo más claro) Es así que con el Amor se colma. Busca escapar de su propio absurdo, olvidando que mata, esquivando a su conciencia… sólo cuando ama.

(La luz hizo foco sobre el personaje masculino, la Sirena queda en sombras con el transcurrir de estas últimas réplicas, como una serpiente que espera los últimos retorcijones de su presa. El círculo de luz que continúa sobre el hombre, hace intermitencia lenta de blancos a morados, y de estos a ocres y anaranjados, vuelve a blanco mientras se va apagando.
Luz tenue sobre el tronco y el espejo, la Sirena vuelve a la imagen en que se peina de espaldas al público. Permanecerá fotográfica, observando a los espectadores desde el espejo, sólo realiza los movimientos acordes para peinarse)


Escena 5

Entran las Alegrías: Canto susurrado y lento sin dejar de ser un tanto paródico, en un coro que avanza. Serían prácticas en unas hamacas que al quitarle telas se dejen a la vista. Él retorciéndose, afiebrado, con dolor de cabeza y susto…Clima simbolista de los lenguajes artísticos durante toda la escena.

 Alegrías: — Ya no pesques marinero, ya no pescas, de alimentos en vano sigues nutriendo tu alma llena… ya no pescas navegante, quisiste recordar tu patria verdadera ¡pero morir cansa! Ya escaparon las bellezas de tus redes y mezclas ¡pescaste en vano! nadie habrá de humearte para que se te pase el amor mal llamado, ya no pescas por destreza, y sin embargo sólo te suena esta vida de ensueño… en la angustia submarina sabrás del insulto que toca al que con manos cirujanas troza cuerpos para unirlos en uno nuevo pese a lo ajeno de cada parte. Ya lo vez naufragante, “todo inventado” y aun así intentaste hablar de novedades como si no hubiera cambios ¡y es que sólo el sueño es permanente! has secado el arroyo de festines ideales con tu cruces deportivos y joviales ¡pescaste demasiado!
(Juegan alternativamente, en canon,  con los varios sentidos de la palabra “nada”) Nada que hacer, nada que inventar ¡Nada!… ¡poco que escribir! todo por confirmar en el infinito mundo de los accesos maquínicos de dónde provienen tus atrevimientos… ya no pesques, ya ni te me adelantes, ven a dormir eterno entre las cascadas de tus sueños, que se alucinan a tu lado.

Sirena: — (Llanto tranquilo, no lo dice pero no puede amar, sí encantar, reconocimiento, imposibilidad de vencer su condición… tristeza, impotencia entre tensiones, confusión) Lo creí distinto (al Náufrago que yace como un esclavo) treinta flexiones de brazo y cuarenta abdominales… ¡¡imberbe, lejos de mí!!

Alegría 2: — Antes de llevártelo bajo cualquier pretexto a la profundo de tus ciudades (convincente) hazle que nos reescriba y acabemos, él no se resistirá, triste nostalgia puede provocarle no verte más. Luego, piérdete entre las olas… así le entregas su carne a tu dios padre.

Sirena: — El no es apetito de los dioses, ni siquiera su cabeza es pedida por ningún oráculo… el sólo escribió como tantos, buscándonos por dentro de sus deseos.
(Aparte) ¡¡Me gustó más cuando hice de Reina Bizantina y sólo hacía papeles que los humanos construyen para distraerse de sus rutinas!!
(Desanimándose en remordimientos) Pero éste fue muy distinto.

Alegría 1: — Si, si, sí (siempre torpe y renegada)… pero nosotras tenemos cosas que hacer, ya deberíamos haber callado y todavía estamos con estos ropajes de payasas.

Sirena: — Pues así lo quiso su escritor.

Alegría 3: — Matémoslo, no merece continuar esta blasfemia.
(Atolondrada, pide la tijera entusiasmada, las demás no saben dónde está, se pelean con humor,  es un momento de excelsa comicidad… contradictoria) ¿O acaso nos dirigirás desde estos papeles decidiendo la vida o la muerte de cada hombre como si a nosotras no nos pertenecieran esas funciones?
(Reveladora) Para que te lo sepas… nosotras no pensamos, quizá es que soñamos ¡más! actuamos con la misma música de la vida, pero en reversa ley… en su contrapunto.

Sirena: — Infeliz, siento en el fondo de mi pecho una terrible madeja que crece… todas infelices… ¿desde dónde es que hablan? Ridículas, monstruosas.
(Las zamarrea, pincha y manosea, las otras huyen alborotadas) ¡¡Griten!! ¡¡Griten, para despertarnos de este mal sueño!! (Busca como a un dios, irónica) ¿O es que yo también lo soy y no hay marcha atrás?
(Aparte) No puedo evitar la sonrisa… ya ni sé si es mía, tengo que hablar (reclamando a los dioses) ¿O es que siendo sirena estoy condenada sólo a engañar bajo encanto?
(Por el Náufrago, que sólo se desespera cómicamente por besarla… las Alegrías siguen graciosas probando modos de vencer su actualidad, de quitarse el atuendo, torpezas y humor) ¡¿Pero si es que te sigues riendo y usando mi lengua para burlarnos del destino?!

(Lo mira sorprendida y espantada a la vez, economía de recursos… sigue)
— ¿Soy un títere de quienes me pescan en océanos ideales o puedo elegir por ellos cual director? ¿Quién soy? (danza) ¡¿Qué entretejidos me pertenecen desde estas vueltas?! ¿Dónde aquel hilo que me recupera? ¿Cuáles abismos me dejan sentir esta ternura si sé que no hay amante al que no enrede? Una y otra vez, al que no comprenda.

Alegría 2: — (Convincente, casi hipnótica) ¡Depende de la Sirena hermosa mi verdad! pues ¿Qué sería de un mundo dónde la muerte no estuviese? Y hace mucho que no cortamos los hilos de quienes lo necesitan, es nuestra condición tejer y destejer la vida mi querida fantasmagoría…
(Revelando sus fuerzas sobrenaturales) ¡¡Respétala!! Depende de una (con desprecio) híbrida hacer mi trabajo.

(Todas se miran así mismas, pausa, suspensión, silencio, la que lo dijo cae en un llanto caprichoso, las otras se alborotan pero quieren reparar con dulzuras el lapsus)

 Alegría 3: — Escucha… si es como crees el te eligió… las sirenas secuestran y se adueñan de las almas de aquellos que caen en sus hechizos ¿o acaso no lo sabías? De ti depende que esta historia prosiga, en tal caso como la comedia que aparenta ser, cómo si los que la “pescaran” no tuvieran que levantarse al día siguiente para sustentarse, hacer sus necesidades, trabajar, relajarse, saciarse y volver a dormir para repetir una y otra vez (se va fascinando) sus actividades hasta que nosotras cortemos de un tijeretazo sus ¡minúsculas vidas!
(Pausa) Pero también puede terminar ¡ya! sin más rodeos, comprende… esto es una tragedia, ese miserable (por el Náufrago que está mogólicamente feliz, mediante gestos es austero pero contundente) te buscó, sí, igual que lo enseña el Demonio arltiano: “Existimos sin forma, como nubes. De pronto el deseo de un hombre nos atrapa y nos imprime su forma”
(Vuelve en sí) Pero para que en tu existir, y con tu encantadora condición, lo ayudes a sumergirse aun más profundo en sus sueños y escapar de nosotras.

(Saliéndose del personaje, harta… quiere pegarle al Náufrago, al que acusa de hacerle hablar, las demás la detienen cómicamente. Toda la situación se hace muy absurda, con impulsos esquizofrénicos por momentos, con el Náufrago que balbucea como un lobo marino alzado… animalizado… quedan Sirena y Alegría 1 y 2)

Alegría 2: — (Yéndose… a la Sirena) Lo que mi hermana trató de decir es que se sueña para no morir, peor ¡para pasar el tiempo y no pensar! así prefirió sólo una obsesión (por ella) que fuera eterna.

(Sale detrás de los otros… Se escuchan violines en ascenso)

Sirena: — ¿Y ahora qué? No lo maten (descansa, se ilumina) condenémosle a vivir entre estas tierras, como una simple y confusa idea más, de la cual nadie tiene certezas. Sentenciémoslo a ser el símbolo de todo engaño, el rombo prolijo y antes parche sobre el agujero: la mueca entre todas las voces como si estuviera autorizada a discutir con gestos de las otras y se creyera única, sólo por hablar distinto.
(La música da muestras indica deseos de venganza) ¡Para que anote en su piel la bajeza de no poder distinguir entre el deseo soñado y la burla sobre la cual, durmiendo, se siente gozando!… esa es mi propuesta.
(Pausa) ¡¡Y quedarán libres de torpezas!!

Alegría 1: — (Muy coherente) Nunca ningún dios pudo evitarnos, nunca hubo alguien que trastornara nuestras fuerzas… jamás se nos supo eliminar ni corrernos a un lado con infantilismos… y si el autor se cree un dios, aun así, tampoco logrará evitar su fin (ambigüedad del término) aunque lo disimule entre jolgorios… ¿Qué sería de un mundo repleto de hombres aburridos de seguir intentándolo todo? ¿Y qué de tus charquitos por menos húmedos que parezcan cuando ya se agoten los grandes manantiales?
(Por el público) ¡Tus irrigaciones colapsadas! ¡¡Mentes abandonando su cuerpo por imágenes virtuales!!
(Determinante, por la Sirena) Madre del agua: Sólo la muerte puede colmar esa escalada imparable de ejercitar el prestigio por más y más Poder, y más ceguera de por si relegada al destierro, de hombres perdiéndose a si mismos por mejores puestos entre las alturas adineradas.

(Alegría 1 se va en busca de las otras, pero se queda a mitad de camino, para no enfrentarse cara a cara con las otras, pero les contesta tímida. Detrás de escena, se escuchan chascarrillos, absurdas peleas, las Alegrías se pasan facturas, pero a la vez intentan ponerse de acuerdo aunque se escucha que alguna lo arruina al irrumpir con una tontera, que responsabiliza a la otra del resultado de los acontecimientos. Se tornan infantiles, y simultáneamente, el Náufrago gime excitado… La Sirena permanece neutra mientras  descienden las luminarias)

Sirena: — (Deteniendo a la otra actriz que parece a punto de irse, con una voz bien grave, Alegría 1 de espaldas) ¡Por las sales marinas tesoros de mis ritmos más vitales!… dile a tus hermanas que se preparen para seguir regulando al mundo en sus ciclos.
(Alegría 1 se voltea repentinamente, todo se silencia) Me has conmovido, gritaré alerta en el instante más hipnótico de mi canto, retomará su lápiz y ustedes sus lúgubres cortes… (La Alegría se irá retorciendo de felicidad, más alegre que antes, clawnesca y acrobática) Harán lo que designen como la fuerza oculta que mueve planetas. Yo por mi parte, seguiré siendo responsable de enloquecer hasta el ahogo a los que poco cuiden su fuente natural, a los que abusen o contaminen en sus deseos de dominio. ¡Que descanse la pesca!… pues, se desconoce la armonía con el medio como fuente sustentable, pero, y en cambio, se reclaman mayores grados de confort sin preguntarse las consecuencias de seguir trepando en esa (indignada) espiral de parafernalias. (Casi resignada) ese es mi destino aquí…
(Con mayor amor y serenidad) ¡Mi sentido!

(Salen… apagón)

Escena Última

Proyección en imágenes de la historia del arte referidas a la simpleza y la alegría, también se proyecta “La Gioconda” y “Las Meninas”, y alguna que otra obsesión… Luces de fiesta, en lo posible caen globos y guirnaldas… papel picado y música televisiva, aparece el Náufrago vestido como un presentador arlequinesco, histriónico, entra la Sirena, atónita. Restando importancias el Náufrago mira al público sin miedo para presentar muy elocuente a la Sirena, como la gran atracción, su diosa, la cantante de la noche, ella, deslumbrante.
Así se van proyectando en ése mismo clima noticias cotidianas referidas a las desgracias, ejemplo: “Armas ausentes en Irak y muertes colaterales”. Mientras, las Alegrías traen su costurero, agujas, hilos, tejidos y tijeras, con una templanza casi oriental, como verdaderas artesanas de la muerte. Se disponen en el espacio cual jurado, el Náufrago a un costado, como un espectador más aunque siempre extracotidiano, cada tanto hace guiños al público, más específicos respecto de la Sirena mientras ella cante, se apaga el proyector de imágenes, la Sirena dispuesta ni bien avanza la música, canta “El pájaro” de Lhasa de Sela…

Náufrago: — (Cuando va a tomar nota, siempre alegre) ¿Y? ¿Qué opinan nuestras señoras del juicio eterno?

(Música de concurso televisivo, las Alegrías se miran mientras él escribe, van a hablar pero se limitan, auge de los lenguajes no verbales: impulsos, tensión en el recinto, la Sirena expectante. Silencio, las Alegrías se quitan sus disfraces, abajo de negro lo más arrugado en vestuario, adoptan movimientos y manifestaciones repentinos propios de la vejez. Se pliegan y despliegan económicamente en el tiempo, se miran, ahora cómplices y sin ninguna expectativa, sus seños delatan una sabiduría musical, oscura, posiblemente ajenas a cualquier representación, neutralidad del tiempo, atención plena.
Luz acentuada sobre cada uno, el proyector se enciende y sale escrito lo siguiente: “finalmente sentencian cortando los hilos…un cuerpo caerá… no es el de ningún inmortal o ideal inmutable”… se miran entre todos los actores preocupados, nadie interpreta nada, sin embargo se espera la acción con un dejo de libertad en el aire, sensibilidad que emanan los cuerpos en su más íntima belleza… Cortan el hilo, a medida que el escritor cae se hace el apagón general de las luminarias, un ruido tremendo completa esa muerte)

Fin

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