Reloj de la creatividad

Trepar de rama en rama… ¡Qué picardía la de la adaptación que nos dejó en camino la cola prensil! La vida entre hojas, el salto detrás del azar y siempre último aunque de ser teñido con éxito se forje como todo lo inicial… pelaje animal, bello total. Puedo exhibir mis músculos luego del ocaso y con el hechizo de los astros en su blando flagelo, ya ni sé si el fuego me ésta ejercitando mientras recolecto más resina para seguir alimentándolo, cacería, trampas, técnica del fundido.
Ir por las praderas armado, portar metales y banderas de la persuasión, soportar el filo tras un combate entre caballeros. Saber como una roca que rueda en terreno inclinado la devastación del contrincante, acumular fuerzas cuando escaseen energías en una tregua, regalar al traidor inminente, no creer las propias exageraciones que se atizan para fortalecer a los compañeros del ejército, hacer sacrificios… vendo mis lanzas, escudos y espadas en la feria de los pueblos a cambio de un báculo con muchas destrezas, abandono mis conquistas. Me sumerjo en la caverna oscura de las leyendas sin comprender los caminos del regreso, perdí el rastro por la embriaguez tras aquella última victoria, pero conservo el báculo que ilumina la oscuridad sobre los caídos que me arrancan la armadura, ahora entre harapos busco la salida en este laberinto, quieren sangre y conocimientos aunque los queme y ahuyente con el fuego azulado de mi arma fuente de todos los misterios que en líquidos aprisionados con magias vaticina los peces que seré, pero también el ave, su apetito, y el sustento. Quiero escapar de la fiebre ¡víctima de mi horror! el túnel se hace angosto y de las paredes brotan brazos, corro, voy hacia la luz y se me pregunta si estoy de acuerdo con el destino ofrecido, lo acepto…
Nazco en túnica hasta las rodillas, con mangas anchas y sobre aquella la clámide es sujetada al hombro derecho con fíbulas, desafío al cielo como al propio azar paralizado. Ahora discuto en plazas mientras mi mujer teje donde es la dueña de casa aunque conviva con mis amantes, muchas de ellas sus esclavas… ya no peleo por la verdad, quiero ganar como en mis antiguos combates que ya ni recuerdo, algo me impulsa con la fuerza empedrada y redonda de la agilidad cada vez que se deja lanzar por su astucia, siempre flexible para vencer, entonces, no hay más justicia o verdad. Pierdo, aunque argumente un bien divino ya que ninguna voz siniestra me habló durante mi defensa en la sentencia de muerte, después de las plazas y los chismes que me llevaron ante unos jueces con más aliento por su rol… ¡que me parta un rayo! Mi prudencia sigue intacta mientras prepara a toda una legión de ignorantes a sabiendas como yo, voy por el veneno. Y primero me duermo, me ahogan los graciosos pliegues de la túnica y el manto precursor de la toga, como una masa me revuelvo y envuelvo en infinitas concentraciones de mi ser.
Mi estar antiguo y actual se desintegran en sortilegios, y durante varias vueltas de ruedas hacia atrás y hacia delante, ya sin destrezas, mientras caen las gotas sincronizadas en la clepsidra, fui reptil que desciende de los árboles sin extremidades ni manzanas, luego me abandono al vuelo en una lechuza que también me hizo faro para avanzar hacia un roedor, mis ojos se dilatan de placer hasta el instante en que vacío su panza, quiero cada una de sus tripas resbaladizas. Tras otras horas, una mañana me desayuna entre miel y restos de aguijones que llegan dentro de la carne hinchada de mi hocico, disfruto de mis párpados largos, anchos, relajados casi invernando… soy un oso pegoteado y mi gruñido es de asombro en la victoria de sentirme enmelezado, soñé hacia lo hondo de mi cueva, me sentí parte del polen según otras flores olidas que recordé, deliré osadamente con muchos peces sabrosos hasta revestirme de escamas… soy cardumen que danza alertado entre planos generales ¿dónde estoy en pez primero? ¿Dónde el último? ¿Qué dirige mis razonamientos? Y sin embargo basta un suave impulso para saberme embudo, rastrillo, escurridizo, rampa deslizable en el rolar donde soy roca, pura explosión de mis formas espiraladas, torniquete o tarugo, una palanca y cuando los motores se encienden, ahora que soy elipse en peces, libero mis jugos, copulo, soy huevos y esperma en una cortina sedosa o transparente.
Me despierto en una habitación amarillenta por el globo de luz, hay repisas y en ellas libros, fotos y miniaturas, ensoñesido distingo un póster frente a mí: hay un control remoto sostenido por un gordo en una de sus tres manos, con las demás hay objetos difusos, tal vez un ¿pancho?… ahora veo un pibe delante de un cubo que emite luz pasando sus horas, es lo que se llama una computadora pero pudo haber sido en otros tiempos su televisión. Vuelvo al sueño, soy ese chico o así me siento ahora en su cama dispuesta de otra manera, me levanto… lo veo más chico que antes y tan lúgubre frente a un espejo, hipnotizado pasó lo que de segundos tuvo esa noche ¡y valla uno o el todo a saber cuántos otros! ¿Cuánto? A medida que cuestiono recuerdo algunas notas, no ya su cronología por tanto atraso en mis adelantos, pero me recuerdo entre paréntesis en algunas hojas cada vez que soy hablado… y escucho risas y pasos rápidos, mientras me escapo de ese lugar, pero es como en esos sueños donde intento prender un velador sin éxito y quiero gritar porque se que estoy dormido aunque me crea despierto, una vieja sensación de miedo y fiebre me hacen atropellado en la recurrencia… puedo verme en cámara rápida entre bríos cortantes limpiando mi propia sangre, busco otras camas a las que asumo no pertenecer para descansar de tanto lío… algo siniestro me dice que para ese entonces el chico fue descuartizado en todas las piezas donde me refracto.
Puse miles de huevos, me voy en ellos hacia el esófago de una gaviota y me busco… gotas amarillas, casi naranjas de mis goces dibujan horas estrechadas con la melancolía de quien pudiera ser ése barro que huele a lluvia, renunciar a su costra ¿me olvido que no siempre se me preguntan los destinos? ¿Destino? Cada vez que me anticipo al relámpago tengo la fantasía de robar el fuego sabiendo que al día siguiente de todos los días habrá un ave escarbando hasta mi hígado para nutrirse con él que es de pronta recuperación. ¡Estar esperando al agua mientras soy minerales en sales que llegarán hasta los jugos de los filamentos, entretejerme abriendo canales donde soy humus sediento! Erupcionar en la humedad azulada mezclando mis anhelos amarillentos en un verde musgo como relleno de grietas en cemento… confundirme con una piedra que deja arrojarse para vibrar, reunirme en otro sueño para crear estrellas y planetas. Soy una alegoría con figuras inciertas atrapadas en rombos móviles, incrustados todos como un circuito de ruedas y guirnaldas por resortes, mis lágrimas se acumulan en la clepsidra de mi alma deformada donde se abren las puertas de mi cárcel, así es que llevo el traje mitad Día y mitad Noche como un bufón que advierte en otras indumentarias a su tremenda soledad… me revelo pura pirueta como verdad y justicia de las horas, destruyendo ritos cuando le pertenezco a la carcajada. Cuando logro chapotear en un pequeño charco con la imagen del más profundo y colorido de los océanos.
¡¿Por qué sólo por el medio del sueño aun despierto?!... quiero escapar sólo del dueño de mis letras, ese que me habla y sigo siendo aunque me pierda. Asociarme a su administración sensacional con ruedas dentadas encastrando el serio borde de lo exacto, pero guardar relojes de todo el mundo en cualquier época, y péndulos de los que al olvidarse de sí arriesgan nuevas hazañas, aunque muchos sean imanes del compás orquestado mecánicamente para gestar la métrica computarizada ¡Irradiar el dolor, oler a fusible quemado, seguir intentando saltos! Inculcar la gracia de los toboganes, la sensación vertiginosa de las hamacas en acción… los divertimentos ¡Si el lenguaje de los sueños cotizara más que el oro bajo la ruina de toda máquina! Pero de ocurrir… ¡ja aaja jajaja!… ¿Será cuando estemos fundidos a ellas?

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