Colores
rayados en el seno del ojo atento. Amargo sereno cíclope plateado, vendedor de
realidades, te están observando, siguen esperando al entretenimiento de tu
estrategia oculta, misteriosamente fétida, ridícula en su tristeza por frívola,
reflejo del viento que sopla suavemente entre la dermis tierna y artificial por
su estiramiento o relleno colagenado de tus sintéticos inventos sociales, en tu
morbo indispuesto.
Colores
rayados y verticales, precisos y perfectos, informan mucho más que cuando te
escuchan rumoreando sobre la vida ajena, lo darías todo para que no te
abandonasen, destrozando los acontecimientos al privilegiar estúpidas
anécdotas.
Colores
rayados como un arco iris que intenta corregir el cromo de tu tecnológica
existencia visual en su grito agudo desde el mundo del audio. Cuánto le decís a
tu consumidor condenado cuanto más le cantás cuando juega a esperarte. Él, tu
ingenuo dueño desilusionado ante los cambios, consumidor dependiente ¿no es
evidente que es esclavo del cubo mágico?
Tal vez
mutualismo o simbiosis, pero sólo se trata de parasitismo. Del huésped que es
poseído hasta exprimírsele los bellos hilos de oro emitidos por la emoción que
se traducen en inspiración con el correr de los años. Del parásito que se
alimenta de la inocencia de su portador, picardía que lo obligó a perder tus
hermosos recursos como herramienta soñada. Mediocridad patética, no te inmoles,
así no recuperás tus ideas brillantes ante las cuales naciste para realizar el
viaje que los genocidas te han quitado, volviéndote tan infame que por barato
resultás caro.
Inocente
paloma tele-adicta, haz lo que debas hacer, pero no pienses en opciones,
despliega tus alas sin que el cuadro silenciador de charlas te diga qué hacer
con tu casual recorrido que se adapta a las necesidades impuestas por un
blasfemo social, un vendedor compulsivo sin destino que te concede en su gran
esfuerzo el derecho a darte lo que le pedís con tal de que lo mires. ¡Si
observaras las rayas de colores que expone a la mañana sabrías que dice mucho
más que cuando te invade de cuadros huecos para histéricos varones en celo y
apáticos inmóviles en un sofá donde se esmeran hipertrofiando en un ejercicio
constante su dedo pulgar, compulsivamente, presionando el poder que te asegura
como rey para el que trabajan los socios de la cultura “fashion”!
Consumidor
consumado en la fornicación constante y virtual de los señores parlantes sobre
la función apelativa, temen que lo abandones puesto que se les acaban los
juegos ingeniosos en donde eres el dominio encarnado socialmente eliminando
sujetos programados. Niño de pecho, exigente con tu amado amigo casi hermano
¿Qué no ves que te espera cuando regresás a casa dando lo mejor que tiene para
besarte con su seducción pedante? donde el cuarto poder se explaya bajo su
sensacionalismo como en una pasarela de hielo para bulímicas y anoréxicas
creaturas calientes, y no son más corruptos ni menos sangrientos que el resto
de los poderes a los cuales construyen y destruyen a su antojo, pudiendo
administrarse así el rigor de las imágenes públicas que responden a los
intereses con los que se prostituye la ética de los medios, como el vestuario
de alguna de esas damas siliconadas.
Aparato
bendito, audaz herramienta de los mercenarios del silencio, regulás el placer y
la verdad dando realidad a la sociedad con tu estética del puntillismo, de
perspectiva tridimensional cuando no lo hay. Hielo impenetrable naturalizante,
sutil jugador presumido, destruís diariamente la cultura y quien te mira nunca
sabrá de belleza porque solo escoge entre lo que otorgás por tu ventana amarga,
un buen ejemplo de la narco-democracia. Pero preferís adulterarte con
estadísticas que te aseguren el dinero del sistema al que protegés, un
negociante que fabrica lo que vende alimentando al etéreo globalizador en su
cultura usurpadora.
Asesino del
arte y la creatividad autóctona, siempre copiás lo que hubiéramos creído ser,
lo que creemos que somos ¿Quién sabrá cuando despierte la dulce niña ingenua
morena de plumas doradas y plateadas, con su “spanish” característico lenguaje
colonial del siglo veintiuno y neoliberal? Coqueta ansiada, modesta “pop-start”
que ya esta aprendiendo a protestar.
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