Sábanas, talento y ojeras.
Hueso sin nervios.
Estímulos, lamento y piedras.
Murallas necias.
Ocio, narcóticos y cemento.
Madrugadas gélidas.
Tanto amor que se lleva adentro
la atracción exige su alimento
y no es siniestro el sentimiento
deja de herir
el endormecimiento.
Camas, cuerpos y parafernalias.
Glándulas huecas.
Endorfinas, susurros y jabones.
Descompostura de manchas.
Acción, meditación y algodón.
Dolor de ceras.
Prisa por conocer al descubrimiento
la imaginación no agota su magia
y no pretende el reconocimiento.
Parcas alejan las curvas del erotismo.
Agua, mito, sangre caliente.
Salvajes sonrisas excitantes.
Saliva y miel, en transfusión.
Sudor y unión, con agitación.
Velocidad del placer.
Manjares del asco.
Fuego, rito, erupción de nieve.
Filoso cuchillo culmina la comunión
hacia la explosión de la percepción
más revelada en el envase sediento.
Parafernalia del sexo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario